"Yo creo que la verdad es perfecta para las matemáticas, la química, la filosofía, pero no para la vida. En la vida, la ilusión, la imaginación, el deseo, la esperanza cuentan más."
(Ernesto Sábato)
El pintor que pinta las primeras curiosidades de una vida.
Posiblemente, al ver esta entrada, muchos hayáis visto anteriormente alguna de sus obras. Imágenes cargadas de inocencia y ternura con un colorido y una luz que hace que esos aspectos se recalquen aún más.
Donald Zolan es un estadounidense muy popular gracias a que su obra está dedicada a los niños y a lo que son capacees de hacernos sentir al ver su espontaneidad y ternura en todas y cada una de sus obras.
http://hoteldelaspinturas.blogspot.com.es/2012/07/wai-ming-y-los-ninos-de-oriente.html
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Nació en Illinois en 1937, en el seno de una familia de artistas. Donald, con tan sólo 3 años comenzó ya sus andanzas en el mundo de la pintura, sorprendiendo con tan sólo 5 años al ganar varios concursos de pintura. Donald, no rompería una tradición de artistas.
Con 13 años logró una beca en el prestigioso Instituto de Arte de Chicago, siendo aprendiz tras su graduación de Haddon Sunddlom, famoso ilustrador realizador del famoso Santa Claus de la Coca-Cola.
Es entonces donde Zolan comienza un camino ascendente dentro del arte. Una forma de vida dedicada a los niños que son los que protagonizaran la historia de sus pinturas.
Sus trabajos se encuentran en las mejores galerías de arte y museos, tarjetas de felicitación, figuras, etc.
Donald Zolan hace hincapié en la importancia de la infancia feliz, algo que él siempre comenta es que él tuvo la suerte de tener un buen recuerdo de la suya, y que sin duda, nos muestra en sus obras, ya que sabe plasmar de una forma increíble la ternura y la inocencia con las que un niño mira la vida y sus juegos.
Podemos ver a niños y niñas que juegan y comparten curiosidades y nuevos mundos llenos de magia y calidez, calidez que nos llega gracias a la combinación de luces y colores que cobran vida en sus pinturas.
Viendo estas imágenes me traen recuerdos de cuando eramos unos niños y me vienen a la mente las "putadas" que me hacía mi hermano, que es unos años mayor que yo. Os cuento alguna como esta...
"¡QUE VIENE EL LOBOOOOO!"
Yo siempre fui una niña muy miedosa, y mi hermano era todo lo contrario, algo de lo que solía aprovecharse bastante a menudo para su propio beneficio, es decir, ¡ reírse!
Algo que me daba pánico era la frase: "¡Que viene el lobo!" , frase que a mi hermano le daba mucho de sí y que sabía cual era el momento perfecto para soltármela como una bomba.
Ocasiones perfectas para esa frase era cuando estábamos en el pueblo, pueblo de la sierra sin apenas habitantes, sin luces y por donde en cualquier momento te podías encontrar a algún animal por la calle (ganado) a cualquier hora del día o de la noche. Pues bien, cuando volvíamos por la noche de casa de los vecinos a la nuestra, mi hermano como un buen hermano mayor, me llevaba sujeta de la mano y bla, bla,bla... pero... cuando ya estábamos cerca de nuestra casa, de repente se paraba y me decía:
- Calla... ¿no oyes?
Ya era oír solamente esto y a mi se me ponían los pelos de punta. La siguiente frase que venía a continuación era:
-¡Que viene el lobooooo!
Claro, esta frase yo la oía en la lejanía mientras él salía por patas y me dejaba muerta miedo. Cuando yo conseguía llegar hasta la casa morada del susto y entre lloros mirando para atrás por si el lobo me pisaba los talones, me encontraba a mi hermano, ¡muerto risa!.
Donald Zolan. |
La otra cosa que le resultaba graciosa era acompañarme al baño. En el caserón del pueblo, misma estrategia....ven conmigo hermanita que yo te llevo de la mano y te cuido que se que te da miedo bla, bla, bla...
Cuando yo estaba sentada haciendo mi pis... de repente me soltaba la frasecita mágica:
-Calla...¿no oyes? (y ya sabéis lo que viene a continuación claro), ¡que viene el loboooo!
El salía corriendo entre risas y aquí la menda salía también como un rayo tras él,sin terminar de mear. Imaginaos el caminito que iba dejando tras de mi, ¡ni Hansel y Gretel vamos!, pero era mejor oír los gritos de mi madre por el regalo que habíamos dejado por el pasillo, que no encontrarme con el lobo, como no, era un riesgo que había que correr...
A pesar de todas las faenas que me ha hecho cuando eramos niños, como no, mi hermano es una de las mejores cosas que tengo...
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